Manta, la tierra donde el viento no cesa

Uno de los secretos mejores guardados de la costa ecuatoriana se encuentra en San Mateo, una pequeña localidad pesquera a tan solo ocho kilómetros al sur  de la ciudad de Manta. Frente a sus costas se forman olas de hasta 400 metros de longitud, una de las más largas de toda Latinoamérica. Cientos de surfistas de reputación internacional peregrinan cada año a este lugar para disfrutar de esta majestuosa expresión de la naturaleza.

San Mateo emana un sabor eminentemente marinero. Sus angostas calles están plagadas de escenas costumbristas: pescadores reparando sus redes, lugareños charlando amistosamente viendo la vida pasar o vendedores ambulantes de pescado. Con un poco de suerte se asoma desde algún pequeño restaurante el inconfundible aroma la cazuela de mariscos, uno de los platos estrella de la gastronomía local.

El otro gran destino de la zona para hacer surf se encuentra en San Lorenzo, a 20 kilómetros al sur de San Mateo, siguiendo la famosa Ruta del Spondylus que bordea la costa pacífica desde el norte de Perú, hasta el norte de Ecuador. La carretera es nueva, así que los trayectos son rápidos y seguros.

San Lorenzo es una playa virgen y agreste, pero de fácil acceso por vía terrestre. Al contrario que la de San Mateo -que tiene un fondo de roca- , ésta lo posee de arena, ofreciendo unas olas de menor recorrido, pero ideales para la práctica del surf. El leve  impacto humano ha propiciado que sea un lugar de anidación de cientos de tortugas, cuyos nidos son protegidos con mayas para que nadie las moleste.

En ninguno de estos dos destinos existe una gran oferta hotelera. La mejor opción consiste en pernoctar en la ciudad de Manta, capital de la provincia de Manabí. Existe una variedad hotelera para todos los bolsillos. El paladar también lo agradecerá. Por doquier aparecen restaurantes donde disfrutar de las amplia oferta de productos marítimos que llegan a su puerto pesquero, el mayor del país.

En realidad Manta ofrece todas las ventajas de una gran ciudad: un aeropuerto internacional, Hospitales de primer orden, shopping centers y una emergente y divertida oferta de ocio nocturno.

En Manta también se puede practicar surf en la Playa del Murciélago. Con sus 1.700 metros de longitud es la playa urbana más grande de Ecuador. A su alrededor se ubican decenas de restaurantes, hoteles y puestos de artesanía. Durante los fines de semana puede llegar a masificarse, con agrupaciones de hasta 150 surfistas.

Si en Ecuador existe una práctica deportiva que está en plena efervescencia esa es el kitesurf. Hasta hace muy poco no se practicaba en ningún lugar del país, debido a la creencia de que no se daban las condiciones atmosféricas necesarias. Fue hace unos  años cuando un grupo de kitesurfistas colombianos dieron con Santa Marianita, una playa a tan solo 15 kilómetros de Manta -justo entre San Mateo y San Lorenzo-, que posee un microclima perfecto para este deporte.

“La presencia del bosque tropical de Pacoche, con sus monos aulladores y su densa vegetación, muy cerca de Santa Marianita, en contraste con el terreno profundamente árido que lo rodea, propicia unos vientos térmicos en la zona durante ocho meses al año perfectos para la práctica del kite”, explica Daniel Pérez, un experimentado surfista y administrador de la escuela Ecuador Kitesurf, ubicada en dicha localidad.

Santa Marianita es un lugar idílico, alejado del mundanal ruido de la ciudad. Existe una incipiente oferta turística con sencillas y evocadoras hosterías, todas ellas frente al Pacífico. También se encuentran tres escuelas de kitesurf para aprender este a ‘volar’ sobre las olas. Una de las razones que hacen única a esta playa es que se pueden realizar deportes náuticos durante todo el año. La temporada de surf comienza en diciembre y dura hasta marzo, la de kitesurf tiene su inicio en abril y finaliza en diciembre.

El mundo submarino es otra de las maravillas de la zona. Sin lugar a dudas el mejor sitio para practicar el buceo es en Puerto López, a 65 kilómetros al sur de Manta, siguiendo la misma Ruta del Spondylus. La hora y media de trayecto se verá ampliamente recompensada por las posibilidades que posee esta pequeña localidad costera. Existen numerosas empresas que ofrecen salidas diarias  para ir a bucear a la Isla de la Plata, comúnmente llamada ‘Las Galápagos de los pobres’. En las inmediaciones de esta isla, a una hora de la costa, se encuentran arrecifes de coral, peces tropicales, tortugas e incluso las siempre majestuosas mantas. Entre los meses de junio y septiembre se pueden ir a visitar a las ballenas, que acuden a esta zona para su apareamiento y reproducción.

Otra alternativa turística consiste en visitar el Parque Nacional Machalilla, un interesante bosque seco en el que abundan la vegetación endémica y mamíferos como monos, venados, osos hormigueros o armadillos. A la vuelta a Manta que nadie se olvide su cámara fotográfica para poder inmortalizar una puesta de sol que acaricia el alma.