Atravesar la frontera de un país siempre es emocionante: abandonas una realidad y te lanzas a otra nueva sin saber cuándo volverás a ese lugar que tanto te cautivó. Por otro lado, la presencia de militares o funcionarios de aduanas, las dudas sobre los procesos del visado y la necesidad de que te den el anhelado sello puede transformar este trámite en un desagradable proceso.

Más allá de este vaivén de emociones en las fronteras hay que ser muy precavido. En Belice, en Bolivia y en España he visto a pasajeros a los que les negaban la entrada. En mi caso particular viví situaciones incómodas en las que por momentos pensé que no me iban a dejar entrar.

Es por eso que os lanzo algunos consejos que no os cojan desprevenidos. Lo primero es leer bien los requisitos de entrada de cada país, siempre en la página oficial de la embajada. Si tienes dudas escríbeles. Es posible que en Tailandia no pidan la vacuna de la fiebre amarilla, pero en Vietnam sí, por poner un ejemplo. Por supuesto que hay que llevar todos los documentos que solicitan, siempre originales. Cuando se exige visado en muchos casos hay obtenerlo previamente, en otras se expide on arrival, es decir, al llegar al país, por eso hay que analizar caso por caso. Otro punto importante es la validez del pasaporte. No os dejarán entrar a ningún país si el pasaporte no tiene una vigencia mínima de seis meses.

Una frontera  entre dos países, debemos ser cautelosos para llegar a nuevo destino

 

Romper estereotipos

El mundo de los visados es muy injusto. Es así. Básicamente se rigen por la riqueza de los países. Si vienes de Noruega o Alemania no vas a tener problemas, pero si eres de Bolivia, Senegal o Colombia pues la cosa cambia. Mi pareja es de este último país (yo soy español), y siempre hay dos ritmos en el tedioso trámite: el mío rápido y con sonrisas y el de ella pesado, lento y siempre con problemas. Los de las aduanas ven un pasaporte colombiano y tiemblan. De inmediato les viene a la cabeza los típicos clichés: Pablo Escobar, cocaína, traficantes de armas. Pero bueno, para eso viajamos, ¡para romper estereotipos y generalidades!

En este contexto, a escasos metros de nuestro objetivo, hay que ser muy cauteloso. Una palabra fea, un grito al aire, un gesto a destiempo y el funcionario de turno te dice que no entras y tu viaje se va por la borda. Pueden hacerlo, tiene todo el derecho. Es por eso que hay que transmitir siempre con actitud tranquila, que todo está bajo control, sacar la mejor de nuestras sonrisas y puntualmente mordernos la lengua.

Para los pasaportes digamos de países no tan ricos es recomendable llevar dinero en efectivo, dólares americanos o euros. Es una manera de demostrarles que vas a hacer turismo. Una reserva de hotel hecha por internet también viene muy bien. No digáis que vais a un Airbnb, ya que genera mucha sospecha. Nos pasó en Fiyi. El guardia nos decía que le presentáramos la reserva de hotel, pero nuestro primer destino era un apartamento de Airbnb. No conocía la plataforma y no le gustaba nada. Total, que nos tuvo cerca de dos horas en un desolado cuartucho haciéndonos mil preguntas.

Mucho cuidado con los horarios. Algunos viajeros se piensan que las aduanas están abiertas 24/7 y no es así. Es habitual que estén un poco apartadas de la ciudad así que te puedes ver en una situación muy desagradable, por la noche, en medio de la nada y sin un lugar donde dormir. También me ha pasado.

Los países construyen fronteras, es muy importante estar atentos para no tener problemas

No dar pistas

Otra recomendación. Hay veces que es mejor no decir tu profesión, sobre todo si eres periodista o fotógrafo. Hay países como Birmania o Tibet que no les gusta para nada tener a gente husmeando y fotografiando su país. En este caso es mejor decir que eres profesor de lengua y de inmediato te ofrecerán una amplia sonrisa.

Huelga decir que no hay que llevar bajo ningún concepto una sustancia ilegal. El caso de Sudeste Asiático es paradigmático: por una mínima bolsa de marihuana puedes ir varios años a la cárcel. Parece una perogrullada, pero los bares de las zonas turísticas de Bangkok rebosan papeles con fotos de europeos encarcelados que piden que les vayas a visitar. Olvídate de llevar cualquier objeto que tenga pinta de ser patrimonial o bien animales salvajes. En esos casos van a ser inflexibles.  Bueno y luego de toda esta retahíla de consejos estoy seguro que vais a poder entrar, así que: ¡A disfrutar a tope del nuevo destino!

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